El Refugio antiaéreo del Camí d’Onda es el único de los cinco refugios públicos documentados en la ciudad que se ha podido rehabilitar y, además, hacer visitable. La Junta de Defensa Pasiva de Burriana construyó este mismo refugio y otros cuatro. Se inició la construcción a principios del año 1938 y todavía en abril no estaba terminado. Tenía capacidad para mil personas y se encontraba en una zona populosa y estratégica de Burriana. La obra del refugio destaca por la calidad constructiva. Las galerías se excavan en el terreno natural hasta una profundidad de 12 metros para poder resistir un bombardeo de aviación, puesto que esa profundidad garantizaba que si una bomba impactaba justo encima, no llegaría hasta donde se resguardaba la ciudadanía. Las galerías interiores se cubren de mamposteria y azulejo. La cimentación tiene una anchura de 50 cm, el doble que la pared. Los pasillos tienen 1,60 m de ancho y 4,40 m de altura. Era tanta la calidad de la obra que en algunos lados se plantea cubrir la bóveda de crucería. Se accedía mediante una rampa desde la calle San Juan de la Cruz, donde ahora se sitúa la nueva entrada que se habilita mediante una escalera. En el interior no se podía comer, fumar, hablar de política o hacer manifestaciones de pesimismo. Las personas podían estar dentro durante horas y el silencio era una necesidad.